Mijas, el pueblo blanco de la sierra malagueña

Panorámica desde la Plaza de Toros

Si hay un pueblo en Andalucía donde se exhibe un caserío típicamente andaluz, ese pueblo no es otro que Mijas. Su tradicional condición de pueblo serrano lo rodea armoniosamente un terreno y naturaleza envidiables en el que hoy en día muy pocos conservan.

Nuestra visita al pueblo de Mijas fue en un día. Partimos de Torremolinos, en un trayecto de mas o menos de 25 klm en bus en el que no costo mas de 1.50€ el billete, debido a acuerdos turísticos que tienen con los pueblos vecinos, toda una gran iniciativa para un pueblo que quiere darse más a conocer.

Mijas está situado en la ladera de la sierra de su mismo nombre y el cúal da la sensacion que estas en un balcón de la montaña con vistas al Mediterraneo. Absolutamente todo el pueblo está cuidado al detalle y allí el casco histórico parece no existir. En sus calles se veran los famosos "burro-taxis", que es el transporte antiguo de pago. Llama la atención que incluso hay un lugar principal para los "burro-taxis", como si de una estación de autobuses se tratase. Recorrer sus animadas calles de casas encaladas supondrá descubrir una típica localidad andaluza cargada de historia y llena de rincones encantadores. La plaza de toros, con su exterior cuadrangular, el santuario de la Virgen de la Peña (siglo XVII) o la iglesia de la Concepción (s. XVI) son algunos monumentos destacados. También merecere la pena pasear plácidamente por La Muralla, jardines y balcones que permiten contemplar privilegiadas vistas de la Costa del Sol.

La gastronomía de Mijas reúne un amplio muestrario de la tradición regional. Sin embargo, es conocida en la localidad su especial devoción por los primeros platos, especialmente las sopas: de ajo, cachorreñas (con patatas, bacalao y zumo de naranja cachorreña), de maimones o de tomate, sin olvidar el célebre gazpachuelo (sopa con patatas, pan y mayonesa). Nosotros decidimos por la especialidad de la casa de un restaurante claramente tradicional. Era una paella, que en mi vida ni la de Leti comimos otra igual de rica.